La erótica del poder

[vc_row][vc_column][vc_column_text]En todos los eventos de Networking hay alguna persona que recibe más atención que otra. Puede ser porque es más maja o más interesante. También, en muchas ocasiones, es porque ostenta un cargo que otros reconocen como poderoso.

La erótica del poder está también en las redes sociales, en la prensa y en las series de televisión. Es muy humano y responde a eso de «el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija».

Lo malo del poder es que es muy volátil. Unas veces se tiene y otras no. Últimamente conozco a muchas personas que han tenido puestos muy potentes en grandísimas organizaciones y que, de un día para otro, han salido de la organización. Si se han ido por la puerta grande, que es en las menos ocasiones, algo de poder queda. Si se han ido por la parte de atrás, quedan sumidos en la más inclemente irrelevancia.

Aquellos que lideraban cientos de personas en una organización, que decidían cuándo y cuándo no recibían a los demás, de repente se ven perdidos y perdidas en la inmensidad de los «don nadie», sufriendo porque sus antiguos contactos no responden a sus emails y llamadas con la rapidez que a ellos les gustaría.

Aquellos que marcaban criterios sobre quiénes eran las personas a incorporar a la organización, que decidían quiénes se tenían que desvincular, ahora se ven sin capacidad de influencia y, aún peor, con la idea en su cabeza de que son ellos mismos los inempleables por los mismos criterios que utilizaron para no emplear a muchos otros: edad, género, títulos, experiencia, procedencia…

 

Conozco a varias personas en esta situación y les cuesta mucho aceptar esa nueva situación, dura e implacable, en la que el poder se esfumó y los contactos calientes no responden ni con una tibia sonrisa cortés.

Toca entonces hacer un profundo ejercicio de reflexión y de pasar por una etapa de duelo donde la humildad empieza a transpirarse por los poros. Una vez pasado el atragantón, la persona ya adopta la actitud adecuada para seguir creciendo y luchando por un hueco, lejos de la irrelevancia.

Soy una firme defensora de la capacidad de reinvención y de adaptación necesarias para adaptarse a la nueva situación que te ha deparado el entorno. Nadie merece caer en la irrelevancia y todos deberíamos hacernos relevantes en nuestro círculo, en nuestro hueco, para así poder contar con la salud mental, física y social que necesitamos para vivir una vida plena.

Estas personas que un día tuvieron poder, que lo perdieron y que han sido capaces de adaptarse a la nueva situación necesitan una oportunidad para encontrar de nuevo su hueco. Apuesto por dárselo más allá de sesgos sobre la edad y la capacidad tecnológica que se supone en función de ésta. Es una cuestión social el avanzar en eliminar los sesgos de edad en las oportunidades laborales. Es nuestro compromiso para con nosotros mismos también.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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